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El lugar en el que comes podría ser igual de importante que lo que comes

Todos saben que lo que comes tiene consecuencias en tu salud y tu bienestar. Pero aun si te alimentas de forma saludable, con una dieta equilibrada, es posible que tengas problemas de peso, falta de energía, problemas de concentración y otros síntomas molestos. Cuando se trata de alcanzar el bienestar, no basta solo con preocuparnos por QUÉ comemos.

Dónde y cómo comemos es igual de importante. Cuando te fijes objetivos de salud y bienestar, ten en cuenta que el ambiente en el que comes afecta a ambos. Evaluar dónde comes, tu postura mientras comes, cómo te sirves, el tamaño de la porción y cómo consumes tus alimentos puede ayudarte a identificar áreas en las que puedes mejorar cuando estás trabajando para lograr una versión más saludable de ti mismo.

Piensa acerca de estas preguntas mientras revisas tus hábitos de alimentación. 

¿Dónde comes normalmente? ¿Tu escritorio es tu mesa de comedor habitual? ¿El plato en el que comes comparte el espacio con proyectos por terminar o con el correo del día? 

Los estudios demuestran que mantener ordenado el espacio en el que comes disminuye las distracciones y te permite enfocarte en tu comida y tener una alimentación consciente. La alimentación consciente no solo reduce la cantidad que comes, sino también las posibilidades de “picotear” más tarde debido a que comiste en forma apurada o distraída. Cuando ejerces la alimentación consciente, es importante mantener un ambiente relajado y ordenado. Si tu espacio está ordenado y limpio, es más probable que quieras sentarte a la mesa.

¿Te sientas a la mesa para comer? Los expertos afirman que sentarse a la mesa para comer no solo mejora la postura al comer, lo cual favorece la digestión, sino que también reduce las distracciones y ayuda a enfocarse en la comida, lo que está relacionado con un peso más saludable. Deja el sillón para mirar Netflix; ¡la cena es en la mesa! Dedica un momento a “vestir” tu mesa; puedes usar caminos, manteles, manteles individuales, centros de mesa, etc., y utensilios reales y reutilizables.

¿Cómo sirves las comidas generalmente? ¿Estilo buffet? ¿Familiar? ¿Varios platos? Intenta esto: lleva los platos a la mesa ya servidos. Las fuentes de mesa o las cestas de pan pueden ser tentadoras y, sin dudas, más fáciles de alcanzar. Tener que pararse para servirse por segunda vez a menudo le permitirá a tu cerebro advertir de que ya has comido lo suficiente.

¿De qué tamaño son tus platos? ¿22 cm? ¿30 cm? ¿De tamaño intermedio? Platos más grandes = porciones más grandes. Intenta usar platos más pequeños para ayudarte a controlar el tamaño de las porciones. Buscar tamaños de porciones más saludables es una excelente excusa para regalarte una vajilla de cocina nueva.

La alimentación consciente evita comer en exceso, favorece la digestión y mejora tu relación con la comida. Procura estar en un ambiente libre de tecnología. Tener un TV, una tablet o un teléfono cerca no te permitirá advertir cómo y cuánto estás comiendo. Mientras comes, intenta concentrarte en disfrutar cada bocado. Si comes con otras personas, siempre es preferible mantener una conversación de calidad.

Cuando se trata del momento de comer, es importante tener una visión global y dar pequeños pasos al avanzar hacia el objetivo de alimentarse mejor, enfocándose en dónde y cómo comes. Tú eres quien controla el lugar en el que comes, y puede ser una buena forma de comenzar a trabajar para lograr una versión más feliz y saludable de ti mismo. 

Hacer cambios demanda esfuerzo y perseverancia, pero es posible lograrlo. Si necesitas ayuda para comenzar, considera el coaching para el bienestar y la vida con Grit & Grace.

Que estés bien.

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